Hay un concierto con el que nos
despertamos desde hace muchos años cada 1 de enero. Es como el día de la
marmota: las televisiones de muchísimos países retransmiten todos los primeros de enero el Concierto de Año
Nuevo, protagonizado por la Filarmónica de Viena, que es la principal de
todas las orquestas que hay en esta ciudad.
Las entradas
para asistir al Concierto de Año Nuevo se venden por sorteo a través de la web
de la Filarmónica de Viena y con un año de antelación,
nada menos. Pero no es que las regalen, sino que los afortunados elegidos podrán comprar las entradas para verlo en
directo…
Y, ¿por qué se
celebra en Viena? Bueno, esta ciudad no
es solo la capital de Austria, sino también de la música clásica, pues allí vivieron muchos de los principales
compositores, como Haydn, Mozart,
Beethoven, Schubert, Brahms, Mahler…
Este año se ha
celebrado su 76ª edición, y, como siempre, en la Sala Dorada del
Musikverein, un famoso edificio de conciertos, que, según los entendidos tiene
una de las mejores acústicas del mundo mundial.
Otra cosilla
curiosa sobre la Filarmónica de Viena es que no tiene un director
principal. Ojo, esto no quiere decir que toquen sin director, ¿eh?, sino que
invitan para cada ocasión al mejor director. Este año ha sido Gustavo Dudamel,
que es el director titular de la Filarmónica de Los Ángeles, y también de la Orquesta Sinfónica
Simón Bolívar de Venezuela.
Al final del
concierto siempre hay tres propinas, es decir, obras que se añaden al final. Pero
claro, en este concierto también se sabe cuáles van a ser, no hay grandes sorpresas... A nosotros nos
interesa la última de ellas, con la que ya seguro-seguro que termina el
concierto: es la Marcha Radetzky, en la que el público acompaña con palmadas la obra, ¡siendo dirigido por el
propio director de la orquesta!
En fin, que
empezar el trimestre con esta pieza es ya una tradición para mí. Os voy a poner
dos versiones: la de Dudamel de este año, para empezar...
Y la de Georges Pêtre, porque me encanta y así le hacemos un pequeño homenaje. Vosotros diréis…
No hay comentarios:
Publicar un comentario