Según dicen los estudiosos, esta
canción nació en  New Orleans para ser
utilizada como canto espiritual en las marchas fúnebres. Y la conocemos gracias al gran  Louis
Armstrong, que la cantó millones de veces y la convirtió en una canción mucho más animada, claro. Estamos, señoras y señores,
ante un  clásico de las bandas dixieland, que, por cierto, me gusta un montón. Os pongo aquí una de las
versiones que circulan por ahí…
Y, por supuesto, el wix para acceder a la partitura y nuestro playback.
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