La voz es uno de los primeros
instrumentos musicales de la historia, pero a diferencia de los demás, la voz forma
parte de nosotros mismos, como hemos visto al hablar de los aparatos que
producen la voz (respiratorio, fonador y resonador).
Ahora bien, nuestro cuerpo cambia con la
edad, y claro, nuestra voz también. Los cambios más importantes se producen en
la pubertad: la laringe crece y las cuerdas vocales se alargan, lo que hace que
la voz sea más grave. Este paso, de la voz infantil a la adulta se nota mucho
en los chicos, pero a las chicas también nos ocurre…
Las voces adultas se dividen en dos
grupos: masculinas y femeninas. Las masculinas son las voces graves y las femeninas,
las agudas. Esta clasificación se hace en cuanto a la altura, por lo que las
voces de los niños, llamadas también voces blancas, se incluyen dentro del
grupo de las femeninas.
Dentro de cada grupo, distinguiremos
cada voz por su extensión -el conjunto de notas que puede emitir una persona-
y la tesitura -la serie de sonidos que puede hacer cantante cómodamente, sin
fatigar la laringe-.
Mirad en este mapa de María Jesús Camino
el nombre de las voces de cada grupo, según tengan un registro agudo, medio o
grave.
Este otro mapa conceptual, también de María Jesús Camino,
sobre la clasificación de las voces, nos permite acceder a videos y poder escuchar
así a cantantes de diferentes voces.
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